De la imprenta de Gutenberg a la de Petrucci

Contenido facilitado por nuestros compañeros de Trinity College London Italia

Fuente de información:  National TV Rai Scuola

Hoy en día es común tener bibliotecas en casa con diversos libros, y entre los amantes de la música, los libros de música forman parte importante de sus colecciones. Sin embargo, tener libros impresos es un privilegio moderno, pues en el pasado la literatura y la música impresa no existían.

En la Edad Media los libros se llamaban manuscritos porque estaban escritos a mano. El nombre completo es códigos manuscritos. Era muy caro crear uno, no solo por su papel, sino también por todos los materiales utilizados para escribirlo. Todo esto convirtió a los manuscritos en artículos lujosos, hasta que apareció la imprenta.

Es casi seguro que has escuchado hablar de Johannes Gutenberg, quien hacia 1450 inventó la imprenta. En realidad para esa época, ya se utilizaban ciertos métodos de impresión, pero más rudimentarios. El mérito de Gutenberg fue perfeccionar las técnicas de impresión que existían fundiendo en metal y por separado las letras del alfabeto. Después ideó un sistema para ponerlas una después de la otra y sujetarlas. 

El arte de la imprenta en la música

El sistema de imprenta de Gutenberg transformó la difusión del saber en Europa. A finales del siglo XV, la imprenta era ya un sistema muy difundido, tanto así que había ya varios impresores que habían inventado diferentes métodos de edición de obras musicales. Sin embargo, estos también eran rudimentarios y además defectuosos. 

El que cambió todo fue Ottaviano de Petrucci, quien alrededor de 1490 decidió trasladarse a Venecia para aprender el arte de la imprenta. En 1498, el hoy conocido como fabricante de papel, impresor y editor italiano solicitó al Dogo de Venecia la exclusividad de la impresión de música notada. 

Se cree que probablemente se le concedió tal privilegio, pues antes de 1520 no se conocen ejemplares de música de otras imprentas venecianas. En 1501, Petrucci imprimió su primer libro de música, por ello, se le conoce como el inventor del sistema de impresión de música por medio de tipos móviles. 

El método de Petrucci coincidía con la imprenta de obras literarias, puesto que este también se servía de tipos móviles. No obstante, se trataba de un procedimiento de mayor complejidad. En este caso no solo debía reflejar la altura y duración de los sonidos, sino que además el texto debía cantarse y las líneas musicales debían coincidir para que el cantante, con solo una mirada, pudiera hacerse una imagen aproximada del aspecto total de la obra

Este primer libro de música polifónica impresa de Petrucci, con 96 chansons, se llamó Harmonice Musices Odhecaton A, también conocido simplemente como Odhecaton. Posteriormente publicó los volúmenes B y C. La primera tablatura para laúd de la historia se publicó en 1507 y en los siguientes años Petrucci continuó perfeccionando su técnica de impresión de música. 

La técnica de Petrucci

El sistema de impresión de música de Petrucci requería de tres impresiones. La hoja pasaba por la prensa una primera vez para los pentagramas, una segunda vez para la música, y finalmente una tercera vez para la letra. Vale destacar que posteriormente, el inventor redujo este proceso a dos impresiones.

En principio Petrucci tuvo mucho éxito con este sistema, pues sus publicaciones estaban perfectamente ejecutadas gracias a que eran muy exactas. Otras imprentas que seguían este mismo método no conseguían los mismos resultados. De hecho, muchas veces las impresiones de estos quedaban ligeramente desalineadas, lo que provocaba que las notas se imprimieran demasiado bajas o altas en el pentagrama y que como consecuencia los ejecutantes tuvieran problemas. 

En 1528, el método de Petrucci fue superado por las innovaciones de Pierre Attaignant, a quien se le atribuye el desarrollo y popularización del método de impresión de una sola pasada. Sin embargo, el nombre de Petrucci se recordará siempre por haber sido el primer impresor en producir en cantidades y el primero en haber tenido una imprenta dedicada solo a la música.

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